Ricardo Marcenaro bitácora - Crónicas del Facebook 2
Posted by Ricardo Marcenaro | Posted in Ricardo Marcenaro bitácora - Crónicas del Facebook 2 | Posted on 6:18
Hoy seguí el consejo que me han dado varias amigas y amigos en repetidas ocasiones y que no he seguido por ejercer una virtud que es necesaria en toda persona, la paciencia.
Eliminé a varias personas, por motivos diferentes, no interesa quienes.
Por un lado me encontré con un par de comentarios sobre mí con un sobre nombre de una ex coqueteadora que se dedica a coquetearle a todos, si son casados mejor, me cansó, out, lo que más me jode en este caso que la susodicha tiene una hija de 14 años que accede a internet y ve el espectáculo que hace su madre, con respuestas de sus amigos a veces gruesas, no me gusta eso, no tengo por qué toléralo.
Con ella una amiga de ella, que nunca tiene contacto conmigo y en la que la coqueta deja links para joder, así es la vida, limpiar.
Dos linkeras permanentes de regalos cibernéticos, me tiene harto los gifts y esas funciones donde las señoras que no aceptan su cuerpo se envasan en cuerpos de modelos que no les pertenecen, en situaciones que no les pertenecen o si no, les pertenecieron.
Hay que aceptarse, otra no queda, cuando tenía 20 y treinta y más aún las mujeres morían por mí y si digo la cantidad con la que tuve desde parejas a un solo tiro…, mejor ni lo digo, recuerdo que a los treinta hice la cuenta y me espanté, me las figuré a todas llenando mi jardín, con hijos, familia, después de eso siguieron muchas más, muchas, hasta que vino el SIDA y lo cambió todo, ahí paré, no era feliz tampoco, quise estar establemente con alguien con suertes diversas, aún me asombro, que excepcionalmente, atraiga a alguien. Bueno, no tan excepcionalmente, pero sé que Brad Pitt no soy más, lo acepto, jugar a eso me parece ridículo.
Hay un par de amigas que están en ese juego de los gifts, que no se dan cuenta qué es lo que obra eso sobre las personas, una especie de hipnosis que funciona como un mata tiempo mientras el tiempo la mata a uno.
Pero a ambas las quiero aunque saben dicho por mí clara y directamente que no me gusta eso, que eso no importa nada pues todos debemos respetarnos los gustos mientras ellos no perjudiquen mi propia vida, si no me los ponen en el muro, está todo bien, que sean felices como puedan, ¿o no hacemos eso todos, ser felices como podemos?
Otro género que me tiene podrido son los pretensiosos, que el pretencioso siempre está expresando un lugar privilegiado de la ignorancia, no del costado de ella, ignorancia que dicen combatir o no padecer, pero donde las tocas un poco o las ascas, mi Dios, como se ofenden o se asustan, demostrando su falta de cancha.
El mundo del arte está lleno de pretenciosos, mientras escribo esto lo tengo en la mente a Jorge Luis Borges, todo lo contrario de un pretencioso, quien se sabe, quien es, quien sabe, no se jacta, pues sabe que no sabe.
Recuerdo lo que me dijo Daniel, un amigo que en una discusión política se auto suprimió de entre los amigos, en este extremar a que estamos sujetos los argentinos pero que me parece que está aflojando, buscando equilibrio.
Daniel me dijo que no le gustaba el efecto que la net le producía, anoté, lo tengo presente. Lamenté su partida pues sé que es un buen tipo, sé que a él le dolió también, no lo dudo.
La limpieza tiene que ver con que nunca busqué aduladores, un club de simpatizantes, una fuente de acceso a mujeres que tengan ganas de un poco de sexo, todos saben que no me gustan demasiado los elogios personales, mucho menos las exageraciones que de verdad me incomodan y no sé qué hacer con eso más allá que se que muchas veces son sin interés alguno más que un sincero desvestirse y convidar sentimientos, soy demasiado sensible, me debo proteger, no me hace bien.
Solo a pocas personas les permito el maestro, en ellos esa palabra es dicha con el respeto humano y no la admiración ciega que no ve aquí una persona común que ha tenido la voluntad de hacer cosas especiales, sobre todo trabajarse, por sacar las que en otras ven brillos.
A estos brillos el recuerdo de esa amiga que en una destacada galería y muestra en la que participo me abrazó besándome y me dijo: “llegaste”, “a dónde” respondí, amigos, personas, no se llega a ningún lado, eso no existe, no se pongan redes en el aire libre, no pierdan su libertad que es lo más precioso que tenemos cada uno.
Veo gente desesperada por llegar, destacarse, que no lo lograrán nunca porque no saben ni quieren saber, y con los necios, ¿qué?
Recuerdo una frase de un dirigente muy importante de Lufthansa que me contaba una anécdota de una artista que había ido a pedir auspicio y evidentemente no entendía nada como funcionan éstas cosas, en las que no me ha ido mal por entender cómo funcionan.
La pintora le dice: “ustedes me tiene que ayudar”, infantil pensar que porque alguien factura mucho puede ayudar a todos, rápido se fundirían, no es comprender el mundo de los intereses y los intercambios de ellos, podría dar una cátedra de eso, este hombre le respondió “usted debe hacer su camino”, el que no tiene base lo leerá como una elusión, no lo fue, le dijo una gran realidad que no le cerró la puerta definitivamente, quizás si lo hace, se dé cuenta.
Y así va la cosa, escribiendo por hablarles un poco y dejarlo en el asiento, aunque vaya a saber si le interesa a alguien, y así y aún, ¿no escribo para ese solo al que le sirva un algo pequeño aunque más no sea, que lo ayude? Ese es mi propósito no otro.
Incorporo entre mis amistades del Facebook, refinando la búsqueda de artistas de países muy lejanos en un proyecto que está en mi cabeza, siempre fui de grandes golpes, de armar cosas grandes, debo tener una mente sinfónica, tanto Beethoven de niño me debe haber afectado.
Sé que me interesa, en todo caso, más allá de lo que pase o no, el contacto con intelectuales verdaderos, sin limitar edades ni procedencias, de todo el mundo, para mí con la gente verdaderamente humana y humanitaria como lo son amigos que no tenía antes y que ahora tengo gracias a ésta máquina de encontrar y desencontrar que es la net a través de sus diferentes herramientas y comunidades que nos proporciona para que cada uno se expresa o haga lo que quiera o pueda.
Estoy en la conciencia de una revolución silenciosa del pensamiento, la cultura, para la paz, la unión.
Las personas que se auto promocionan no me interesan, se que detrás de una persona así no hay nada o muy poco y con conflictos gratuitos que me demoran, no estoy para demorarme con nada, en eso soy firme y opero tan cierto como un cirujano en lo más delicado de la vida, y eso es respetar y que se me respete.
Ricardo Marcenaro
Eliminé a varias personas, por motivos diferentes, no interesa quienes.
Por un lado me encontré con un par de comentarios sobre mí con un sobre nombre de una ex coqueteadora que se dedica a coquetearle a todos, si son casados mejor, me cansó, out, lo que más me jode en este caso que la susodicha tiene una hija de 14 años que accede a internet y ve el espectáculo que hace su madre, con respuestas de sus amigos a veces gruesas, no me gusta eso, no tengo por qué toléralo.
Con ella una amiga de ella, que nunca tiene contacto conmigo y en la que la coqueta deja links para joder, así es la vida, limpiar.
Dos linkeras permanentes de regalos cibernéticos, me tiene harto los gifts y esas funciones donde las señoras que no aceptan su cuerpo se envasan en cuerpos de modelos que no les pertenecen, en situaciones que no les pertenecen o si no, les pertenecieron.
Hay que aceptarse, otra no queda, cuando tenía 20 y treinta y más aún las mujeres morían por mí y si digo la cantidad con la que tuve desde parejas a un solo tiro…, mejor ni lo digo, recuerdo que a los treinta hice la cuenta y me espanté, me las figuré a todas llenando mi jardín, con hijos, familia, después de eso siguieron muchas más, muchas, hasta que vino el SIDA y lo cambió todo, ahí paré, no era feliz tampoco, quise estar establemente con alguien con suertes diversas, aún me asombro, que excepcionalmente, atraiga a alguien. Bueno, no tan excepcionalmente, pero sé que Brad Pitt no soy más, lo acepto, jugar a eso me parece ridículo.
Hay un par de amigas que están en ese juego de los gifts, que no se dan cuenta qué es lo que obra eso sobre las personas, una especie de hipnosis que funciona como un mata tiempo mientras el tiempo la mata a uno.
Pero a ambas las quiero aunque saben dicho por mí clara y directamente que no me gusta eso, que eso no importa nada pues todos debemos respetarnos los gustos mientras ellos no perjudiquen mi propia vida, si no me los ponen en el muro, está todo bien, que sean felices como puedan, ¿o no hacemos eso todos, ser felices como podemos?
Otro género que me tiene podrido son los pretensiosos, que el pretencioso siempre está expresando un lugar privilegiado de la ignorancia, no del costado de ella, ignorancia que dicen combatir o no padecer, pero donde las tocas un poco o las ascas, mi Dios, como se ofenden o se asustan, demostrando su falta de cancha.
El mundo del arte está lleno de pretenciosos, mientras escribo esto lo tengo en la mente a Jorge Luis Borges, todo lo contrario de un pretencioso, quien se sabe, quien es, quien sabe, no se jacta, pues sabe que no sabe.
Recuerdo lo que me dijo Daniel, un amigo que en una discusión política se auto suprimió de entre los amigos, en este extremar a que estamos sujetos los argentinos pero que me parece que está aflojando, buscando equilibrio.
Daniel me dijo que no le gustaba el efecto que la net le producía, anoté, lo tengo presente. Lamenté su partida pues sé que es un buen tipo, sé que a él le dolió también, no lo dudo.
La limpieza tiene que ver con que nunca busqué aduladores, un club de simpatizantes, una fuente de acceso a mujeres que tengan ganas de un poco de sexo, todos saben que no me gustan demasiado los elogios personales, mucho menos las exageraciones que de verdad me incomodan y no sé qué hacer con eso más allá que se que muchas veces son sin interés alguno más que un sincero desvestirse y convidar sentimientos, soy demasiado sensible, me debo proteger, no me hace bien.
Solo a pocas personas les permito el maestro, en ellos esa palabra es dicha con el respeto humano y no la admiración ciega que no ve aquí una persona común que ha tenido la voluntad de hacer cosas especiales, sobre todo trabajarse, por sacar las que en otras ven brillos.
A estos brillos el recuerdo de esa amiga que en una destacada galería y muestra en la que participo me abrazó besándome y me dijo: “llegaste”, “a dónde” respondí, amigos, personas, no se llega a ningún lado, eso no existe, no se pongan redes en el aire libre, no pierdan su libertad que es lo más precioso que tenemos cada uno.
Veo gente desesperada por llegar, destacarse, que no lo lograrán nunca porque no saben ni quieren saber, y con los necios, ¿qué?
Recuerdo una frase de un dirigente muy importante de Lufthansa que me contaba una anécdota de una artista que había ido a pedir auspicio y evidentemente no entendía nada como funcionan éstas cosas, en las que no me ha ido mal por entender cómo funcionan.
La pintora le dice: “ustedes me tiene que ayudar”, infantil pensar que porque alguien factura mucho puede ayudar a todos, rápido se fundirían, no es comprender el mundo de los intereses y los intercambios de ellos, podría dar una cátedra de eso, este hombre le respondió “usted debe hacer su camino”, el que no tiene base lo leerá como una elusión, no lo fue, le dijo una gran realidad que no le cerró la puerta definitivamente, quizás si lo hace, se dé cuenta.
Y así va la cosa, escribiendo por hablarles un poco y dejarlo en el asiento, aunque vaya a saber si le interesa a alguien, y así y aún, ¿no escribo para ese solo al que le sirva un algo pequeño aunque más no sea, que lo ayude? Ese es mi propósito no otro.
Incorporo entre mis amistades del Facebook, refinando la búsqueda de artistas de países muy lejanos en un proyecto que está en mi cabeza, siempre fui de grandes golpes, de armar cosas grandes, debo tener una mente sinfónica, tanto Beethoven de niño me debe haber afectado.
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Ricardo Marcenaro
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