Photos: Pablo Padula - Argentina - Provincia de Córdoba - Serie fotográfica - 6 photos - Ricardo Marcenaro artículo

Posted by Ricardo Marcenaro | Posted in | Posted on 22:10






Clones 1




Clones 2




Gracias




Mesa sola





No me pegues



No me pegues más



"Existen dos tipos de personas: Las que buscan placer... y las que huyen del dolor.

El placer te ayuda a olvidar, pero el dolor te obliga a tener esperanza.

Entonces te dices a ti mismo: Esto no puede durar, hoy puede ser diferente. Hoy algo puede cambiar..." 


Pablo Padula
















Hace un tiempo largo, cuando comencé con mis presentaciones en Internet me salió una persona al cruce a criticarme porque escribía en inglés, “el idioma dominante” según sus palabras, seguidas de los consiguientes argumentos que mezclan en un cachivache ideológico consideraciones de un nacionalismo regional abstruso, discurso psicobolche retrasado en el tiempo, fuera de la realidad.

La aceptación de la realidad es fundamental para poder tomar las reglas de funcionamiento de las cosas dadas en el para que usándolas, lograr, en vez de abroquelarse, cerrándose, incomunicándose, abrirse, comunicar, poder influir para enriquecer la realidad criticada y aludida, eso es operar en la realidad haciendo, en contra de "preocuparse": OCUPARSE.

Recuerdo que argumenté, que justamente usando el idioma, haciendo lo explicado, tenía, la oportunidad de llamar la atención sobre autores, artistas y diferentes materiales, como acerca de mis observaciones, que de otra forma, se hacía mucho más difícil, sino imposible, que fueran vistas por no solo el público local o de la misma lengua, pues mi intención humanista, va al humano, que se encuentra en todas las tierras y es de todas las culturas.

Para ello me sabía seguro en una teoría que requeriría de un largo tiempo de fundar bases, confiado en que lo que sabía, para lo que iba dispuesto, debía hacer largo trabajo de hormiga para las bibliotecas públicas de libre acceso que estaba dispuesto a fundar, lo cual era, ir poniendo a los grandes  del mundo en quienes apreciaba su riqueza, para que teniendo la atención, como ahora pasa según los indicadores y comentarios que recibo, poder dar a conocer como le dije a esa crítica, presentar a gente de mi país en los que apreciaba contenidos suficientemente resueltos que habilitaran darles la mano para comunicarlos.


Me inspira siempre lo dificil que me fue arrancar, hacer, ¿qué otra forma para devolver que esta?

En rigor, me dispuse hacerlo con gente no demasiado conocida o totalmente ignorada de diferentes partes del mundo, lo notable que me ha pasado, es que gente de los países “dominantes” como los apeló esta mujer que no entendía nada, comenzó a solicitarme vía mail, que me fijara en su arte, me pasó con un músico que me escribía de Inglaterra, un compositor de música clásica muy bueno de Australia que el gran público no conoce aún, he presentado compositores chinos contemporáneos que son excelentes, que no son conocidos en occidente, estoy orgulloso de este trabajo mío que como tantas veces en mi vida, fuera de los carriles habituales que por cierto nunca recorrí por no sentirlos, dio tantos sucesos positivos alrededor de lo que hago.

Para no seguir moviendo a confusiones, o para hacerlo, que no son mías sino de quien persiste en lo suyo sin entrar en lo mío, me dirá alguien a qué viene todo este rollo que pareciera no abundar en lo que aquí prefiero que hable solo, lo cual es este trabajo de Pablo Padula, de la provincia de Córdoba, Argentina.


Sé en dónde me muevo, sé que lo que escribo lo traducen en Japón, India, Europa, Estados Unidos de Norteamérica y vaya a saber cuántos países más de los casi doscientos que entran a por las publicaciones, por otro lado, sé que lo que escribo es para guiar a personas de todo tipo, si es que se puede, lo consideran, me lo permiten o toman, mejor dicho está decirles: hacer una seña, enseñar, sobre todo pensado especialmente en los más jóvenes, en quienes se inician, en aquellos que quieren conocer, entender, ampliar, explicarse, ver por dónde el rumbo seguro sin el camino fácil de entregar principios y venderse bastardamente.

Dos cosas deben moverme cuando elijo algo, una, la primera, es la calidad del trabajo, la segunda, la personalidad profesional del elegido, me explicaré.

La calidad comprende a mi saber apreciarla, la riqueza que emana, su sentido de belleza, que para quienes confunden, aclaro, no estoy hablando de lindura, sino de contenido que en su potencia, sea estéticamente correcto o incorrecto según cánones que son, de aceptar el límite de esas definiciones que hablarían de lo lindo y lo feo, una tontera en la que yo no caigo.


 Lo primero para mí es si el trabajo está vivo, si dice o no, de qué me habla si me habla, como posterior consecuencia de lo que obra en el primer golpe de vista donde ya me capta, condición que a mi parecer, está muy bien cumplida en la serie fotográfica que nos presenta Pablo, que primero llama a la atención y luego obliga a la examinación.

Lo segundo: sus calidades profesionales. Expliquémonos.

Creo que la gente no tiene demasiada idea de todo el tiempo, sin hablar de los sacrificios personales que hago, que desde siempre supe que hay que hacer cuando uno quiere hacer con sustancia, que lleva disponer información, datas, selecciones, materiales, imágenes, comunicaciones, atender mails, hacer contactos con centros de estudios, artistas, gente de la ciencias y personas de todo tipo, que hacen que el día no alcance y uno necesite permanentemente estar decidiendo sin retrasos.

Es muy importante este detalle no menor, le digo a los jóvenes: se puede tener un buen trabajo, pero si el trato no es profesionalmente eficiente, no se sabe ir rápido a las cuestiones ejecutivas, se complican las cosas con cuestiones de egos, complejos, rollos psicológicos de cualquier tipo y estilo, falta de amabilidad, torpezas en cumplir con rapidez a las solicitudes, el que debe resolver del otro lado, por estar como está, sabiendo que ni siquiera uno mismo es imprescindible, cambia dirección a la que apunta a por seguir avanzando y no quedarse donde la dificultad invita a hacerlo, en maraña con la que uno no puede ni debe entrar ni permitirse más allá de cualquier simpatía, pues aquí no se trata solamente de uno, sino de muchos, de reproducir uno en muchos y de muchos que se reproducen en muchos más.

En ese sentido, será porque Pablo Padula es un profesional dedicado a la publicidad, muchos de los coleccionistas de mi obra lo son, los conozco, sé lo rápido que deben actuar y decidir, sé que hablamos mismo idioma, digo entonces que hubo y hay una permeabilidad manifiesta, una costumbre de atender a lo que el otro dice o solicita, que no quiere decir que ese que lo hace no elige, como seguro entienden quienes no entienden, lo que se hace entre dos, es negociar rapidamente cuando los intereses están establecidos, para concretar.

Cuando vi las fotos de Pablo, empecé a buscarlas en lugares diferentes a la vez que le mandé una comunicación, en el termino del primero contacto, mientras esperaba la réplica y en más o menos una hora en la que me empleé concentradamente, ya tenía capturadas unas 50 fotos de Pablo, a su interés y aprobación de mi propuesta, luego de él haber revisado mi blog, no teniendo completas una de las series fotográficas que me interesaba publicar, no tardó más de diez minutos en llegarme un mail con todo el contenido completo de la serie, que es la que aquí les presento, así se trabaja, así da gusto trabajar, así se es solidario y respetuoso en la mutualidad con la persona y tiempo del otro, así se cumple la segunda condición de la que estoy hablando.

Por estas razones y por tantas más en las que Padula tendrá la responsabilidad de dar, no solo creo en su presente, sino que en su futuro, dispuesto a entregar materiales ricos en contenido, gestionados desde la propia habilidad para hacerlos, por propia capacidad, que con sus modos y armado de las técnicas, abre para ser vistos, apreciados paisajes de la existencia.

Siempre he enseñado a los pocos que estuvieron a mi cargo, que el trabajo que uno hace es una carta al aire que no se sabe por quién será recogida, aquí Pablo, y lo secundo, desde su Córdoba, en la república Argentina, lanza la suya, espero que auspiciada con fortuna, como en el publicarlo estoy afirmando sus merecimientos y ayudando a su vuelo.

Lo mejor para él pues, mis mejores deseos en la práctica, con las acciones y no con los cacareos que las gallinas que no ponen huevos, especialistas en envolver de tortuosos prejuicios haciendo los límites de sus capacidades para reproducir, que es para lo que estamos todos puestos en este mundo, como Pablo tan bien lo hace.

De esta serie aprecio estas imágenes habitadas de espacio, con silencio presente y vivo, dotadas en un montaje pensado que lo acerca a cierta teatralidad ascética, que me parece, habla perfectamente de momentos de nuestra contemporaneidad, que prescinde de barroquismos y afectaciones, para en su descarne y claridad, hablarnos evocativamente de algo que no nos es extraño.

Un mismo ser, él mismo que se autorretrata reproduciéndose, me habla de tiempos del hombre que lima en su interior grandes preocupaciones, vecinos momentos que desde lo que parece inacción, es tiempo de pensamiento y resolución para ir a las acciones del cambio.

Las fotos de Pablo me hablan de ese momento vecino del cambio, de decisiones, de atenazado tiempo donde las presiones se acumulan para gestar el nuevo moverse. Lucha del interior humano en interiores, marcas.

Me gusta mucho la climática de este trabajo, la cual me parece muy bien lograda, llenada del necesario misterio que toda obra debe tener y que hace que las explicaciones como esta que intento, no expliquen totalmente, como de ninguna manera pretendo hacerlo, lo que está sucediendo, en la secuencia afacetada de este tiempo presentado en la serie.

Hombre, niño, hombre sobre la mesa, sombras, niño bajo la mesa, sombras luces, detención, vacío, mesa vaciada, mesa abandonada que espera o no, ser que está y que se ha movido, dolor y fantasmas, todo y más en seis inductivas imágenes. ¡Aplaudo!

Mejor entonces vienen sus palabras, que para cerrar, aquí reproduzco:

"Existen dos tipos de personas: Las que buscan placer... y las que huyen del dolor.

El placer te ayuda a olvidar, pero el dolor te obliga a tener esperanza.

Entonces te dices a ti mismo: Esto no puede durar, hoy puede ser diferente. Hoy algo puede cambiar..."




Gracias

Ricardo Marcenaro



Creativo publicitario y diseñador gráfico.

Propietario del Estudio de diseño: targetbureau

Fotógrafo autodidacta

Ciudad de Córdoba - República Argentina.

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