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Posted by Ricardo Marcenaro | Posted in Photos: Diane Varner - Nature - Naturaleza - Part 11 - Links - Ricardo Marcenaro bitacora - Estela del Mar Bienvenida , Ricardo Marcenaro bitacora - Estela del Mar Bienvenida | Posted on 23:05
La gaviota busca entre los ecos un nombre con recuerdos de regazo, palabra dulce, sonrisa siempre que sobre las oscuridades limpiaba brumas desvistiéndolas de su mala madre, ella derrotaba el pesimismo.
Ella era un faro de alegría que despejaba con gracia, al mal pensamiento, el pensamiento enredado, su optimismo era como del mar su regalo, que en olas, al cielo perlas estrellas pulverizaba estelas de novia de abrazos al viento donde refugiarme encontraba, agua de mi rostro mojado de ti en la alegría de haber tenido tus besos sabios.
Ella era un faro de alegría que despejaba con gracia, al mal pensamiento, el pensamiento enredado, su optimismo era como del mar su regalo, que en olas, al cielo perlas estrellas pulverizaba estelas de novia de abrazos al viento donde refugiarme encontraba, agua de mi rostro mojado de ti en la alegría de haber tenido tus besos sabios.
Como un sonámbulo que nos une, nuestros espíritus van al muelle donde soñamos ese día que ponga fin a las distancias que las obligaciones trazan sobre los nobles.
Un atardecer será, de naves con anclas, la música de la vela surcará sobre el cielo, la voz, la que no necesita explicaciones, la paz, por fin la paz, dormir mucho, juntos, de la mano, hasta todos los ¡buen día! de todos los buenos días.
Oye niña, aquí tu niño, el agua juega con las cuerdas del arpa de este muelle donde Cupido escondió sus flechas, tú que lo escuchas todo, listo mi arco, trae ya la canana. ¿Entiendes?
Un atardecer será, de naves con anclas, la música de la vela surcará sobre el cielo, la voz, la que no necesita explicaciones, la paz, por fin la paz, dormir mucho, juntos, de la mano, hasta todos los ¡buen día! de todos los buenos días.
Oye niña, aquí tu niño, el agua juega con las cuerdas del arpa de este muelle donde Cupido escondió sus flechas, tú que lo escuchas todo, listo mi arco, trae ya la canana. ¿Entiendes?
Duerme el barco cansado de océanos en blanco que se repiten, se ha echado de lado a descansar, se deja arrullar por el espejo, ahora la playa lo revela, la madera huele a mar lleno de palabras retumbando músculo,… pretensiones fugadas, deseos inútiles, cadenas perdidas en las fondos donde las redes mueren, puentes imposibles, tontos, abortados de prejuicios y ensoñaciones.
Solo tu nombre es real, compañera del agua donde todo fluye sin degradarse. Estela del mar, rumbo en la tierra, ara en mi plexo.
Solo tu nombre es real, compañera del agua donde todo fluye sin degradarse. Estela del mar, rumbo en la tierra, ara en mi plexo.
Lo que estaba atrás y vino para perderse del todo, es molido por el cangrejo sagrado que deglute su carne podrida, entre las piedras le deglute, hedienta, hasta la última fibra.
Corre el agua limpia que de iodo cura las heridas salitrosas que expulsaron el último pus, nada de lo necesario fue rehuido, cumplí con mi parte del pacto, murió la loba por su propio cuchillo y hoy es prostituta de sus palabras, entregada a la vida fácil, débil de cansancios que odió la fuerza que no merecía.
El tiempo es justo, hemos dejado que la escriba, en silencio, nuestra declaración de amor permanente, incorruptible.
Corre el agua limpia que de iodo cura las heridas salitrosas que expulsaron el último pus, nada de lo necesario fue rehuido, cumplí con mi parte del pacto, murió la loba por su propio cuchillo y hoy es prostituta de sus palabras, entregada a la vida fácil, débil de cansancios que odió la fuerza que no merecía.
El tiempo es justo, hemos dejado que la escriba, en silencio, nuestra declaración de amor permanente, incorruptible.
Asoma la boca ya del fondo, el día alumbra, un pez trae la bola donde leíamos con risa nuestro destino, es hora de respirar el alma encerrada en la relumbrante burbuja.
Estela del mar que cruzas océanos en silencio, nuestros encuentros son el secreto donde Neptuno cedió trono a sus dioses.
Vamos a las dunas que trazan la avenida de cipreses, la casa escondida, el fuego siempre listo.
Estela del mar que cruzas océanos en silencio, nuestros encuentros son el secreto donde Neptuno cedió trono a sus dioses.
Vamos a las dunas que trazan la avenida de cipreses, la casa escondida, el fuego siempre listo.
RM
Ricardo Marcenaro
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