Cuento: Augusto Monterroso - Aforismos - El burro y la flauta - El centenario - El dinosaurio - 4 Minicuentos - Links a mas Cuento

Posted by Ricardo Marcenaro | Posted in | Posted on 11:46




Aforismos

Los enanos tienen una especie de sexto sentido que les permite reconocerse a primera vista.

FIN




El burro y la flauta

Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.
Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.

FIN



El centenario

-...Lo que me recuerda ¬dije yo¬ la historia del malogrado sueco Orest Hanson, el hombre más alto del mundo (en sus días. Hoy la marca que impuso se ve abatida con frecuencia).
En 1892 realizó una meritoria gira por Europa exhibiendo su estatura de dos metros cuarenta y siete centímetros. Los periodistas, con la imaginación que los distingue, lo llamaban el hombre jirafa.
Imaginen. Como la debilidad de sus articulaciones no le permitía hacer casi ningún esfuerzo, para alimentarlo era preciso que algún familiar suyo se encaramara en las ramas de un árbol a ponerle en la boca bolitas especiales de carne molida, y pequeños trozos de azúcar de remolacha, como postre. Otros parientes le ataban las cintas de los zapatos. Otro más vivía siempre atento a la hora en que Orest necesitaba recoger del suelo algún objeto que por descuido, o por su peculiar torpeza, se le escapara de las manos. Orest atisbaba las nubes y se dejaba servir. En verdad, su reino no era de este mundo, y se podía adivinar en sus ojos tristes y lejanos una persistente nostalgia por las cosas terrenales. En el fondo de su corazón sentía especial envidia por los enanos, y se soñaba siempre tratando, sin éxito, de alcanzar los aldabones de las puertas y echando a correr, como en las tardes de su niñez.
Su fragilidad llegaba a extremos increíbles. Mientras iba de paseo por las calles cada paso suyo hacía temer, aun a los transeúntes escandinavos, un aparatoso desplome. Con el tiempo sus padres dieron muestras de ávido pragmatismo (que mereció más de una crítica) al decidir que Orest saliera únicamente los domingos, precedido de su tío carnal, Erick, y seguido de Olaf, sirviente, quien recibía en un sombrero las monedas que las almas sentimentales se creían en la obligación de pagar por aquel espectáculo lleno de gravitante peligro. Su fama creció.
Pero es cierto que no hay dicha completa. Poco a poco en el alma infantil de Orest empezó a filtrarse una irresistible afición por aquellas monedas. Finalmente, esta legítima atracción por el metal acuñado vino a determinar su derrumbe y la razón de su extraño fin, que se verá en el lugar oportuno. Barnum lo convirtió en profesional. Pero Orest no sentía el llamado del arte, y el circo sólo le interesó como fuente de dinero. Por otra parte, su espíritu aristocrático no resistía ni el olor de los leones ni que la gente le tuviera lástima. Dijo adiós a Barnum.
A la edad de diecinueve años medía dos metros cuarenta y cinco. Después vino un receso tranquilizador, y sólo a los veinticinco descubrió su estatura normal de dos cuarenta y siete, que ya no lo abandonó hasta la hora de la muerte. El descubrimiento se produjo así. Invitado a visitar Londres por un gracioso capricho de Sus Majestades Británicas, se dirigió al consulado de Inglaterra en Estocolmo para obtener la visa. El cónsul inglés, como tal, lo recibió sin mayores muestras de asombro, y aun se atrevió a preguntarle por sus señas particulares, y a dudar de que midiera dos metros cuarenta y cinco a la hora de hacer la filiación. Cuando el cartabón reveló que eran dos cuarenta y siete, el cónsul hizo el tranquilo gesto que significa ``Ya lo decía yo''. Orest no dijo nada. Se acercó en silencio a la ventana y desde allí, resentido, contempló durante largos minutos el mar agitado y el cielo azul en calma.
En adelante la curiosidad de los reyes europeos elevó sus ingresos. En poco tiempo llegó a ser uno de los gigantes más ricos del Continente, y su fama se extendió incluso entre los patagones, los yaquis y los etíopes. En aquella revista que Rubén Darío dirigía en París pueden verse dos o tres fotografías de Orest, sonriente al lado de las más encumbradas personalidades de entonces; documentos gráficos que el alto poeta publicó en el décimo aniversario de su muerte, a manera de homenaje tan merecido como póstumo.
De pronto su nombre descendió de los periódicos.
Pero a pesar de todas las maniobras que se han fraguado para mantener en secreto las causas que concurrieron a su inesperado ocaso, hoy se sabe que murió trágicamente en México durante las Fiestas del Centenario, a las que asistió invitado de manera oficial. Las causas fueron veinticinco fracturas que sufrió por agacharse a recoger una moneda de oro (precisamente un "centenario"') que en medio de su rastrero entusiasmo patriótico le arrojó el chihuahueño y oscuro Silvestre Martín, esbirro de don Porfirio Díaz.

FIN



El dinosaurio

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

FIN




Links Cuento

Abelardo Castillo

Agatha Christie

Aleksandr Nikoláyevich Afanásiev

Alexander Pushkin

Algernon Blackwood

Alphonse Daudet

Álvaro Cepeda Samudio

Ambrose Bierce

Ana María Shua

Anaïs Nin

Anatole France

Anton Chejov

Augusto Monterroso

Carlos Fuentes

César Aira

Clarice Lispector

Charles Bukowski

Charles Dickens

Charles Perrault

Daniel Defoe

D.H. Lawrence

Edmondo Da Amicis

Edgar Allan Poe

Eduardo Acevedo Díaz

Enrique Anderson Imbert

Ernest Hemingway

Esteban Exheverría

Fabio Fiallo

Felisberto Hernández

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski

Francis Scott Fitzgerald

Franz Kafka

Gabriel García Márquez

Gilbert K. Chesterton

Gustave Flaudert

Haroldo Conti

Heinrich Böll

Heinrich von Kleist

Herbert George Wells

Hermann Hesse

Honoré de Balzac

Horacio Quiroga
                                    Cuentos de amor, de locura y de muerte

Howard Phillip Lovecraft

India – Anonimo

Issac Asimov

Italo Calvino

Jacinto Benavente

James Joyce

Jorge Luis Borges

José María Arguedas

José Saramago

Joseph Conrad

Juan Carlos Onetti

Juan José Arreola

Juan Rulfo

Julio Cortázar

Leopoldo Lugones

Marco Denevi

Mario Benedetti

Marguerite Duras

Marguerite Yourcenar

Miguel de Cervantes Saavedra

Miguel Cané

Miguel Delibes

Mijail Sholojov

Philip K. Dick

Pío Baroja

Radindranath Tagore

Ray Bradbury
                  El Hombre Ilustrado

Robert Bloch

Roberto Arlt

Rodolfo Walsh

Rubén Darío

Rudyard Kipling

Ryunosuke Akutagawa

Sir Arthur Conan Doyle

Thomas Hardy

Vicente Blasco Ibáñez

William Faulkner

Yukio Mishima

Zen

Varios












Cuento: Augusto Monterroso - Aforismos - El burro y la flauta - El centenario - El dinosaurio - 4 Minicuentos - Links a mas Cuento






You have an alphabetical guide in the foot of the page in the blog: solitary dog sculptor
In the blog: Solitary Dog Sculptor I, the alphabetical guide is on the right side of the page
Thanks

Usted tiene una guía alfabética al pie de la página en el blog: solitary dog sculptor
En el blog: Solitary Dog Sculptor I, la guia alfabética está en el costado derecho de la página
Gracias


Ricardo M Marcenaro - Facebook

Blogs in operation of The Solitary Dog:
solitary dog sculptor:
http://byricardomarcenaro.blogspot.com
Solitary Dog Sculptor I:
http://byricardomarcenaroi.blogspot.com

Para:
comunicarse conmigo,
enviar materiales para publicar,
propuestas comerciales:
marcenaroescultor@gmail.com
For:
contact me,
submit materials for publication,
commercial proposals:
marcenaroescultor@gmail.com


My blogs are an open house to all cultures, religions and countries. Be a follower if you like it, with this action you are building a new culture of tolerance, open mind and heart for peace, love and human respect.

Thanks :)

Mis blogs son una casa abierta a todas las culturas, religiones y países. Se un seguidor si quieres, con esta acción usted está construyendo una nueva cultura de la tolerancia, la mente y el corazón abiertos para la paz, el amor y el respeto humano.

Gracias :)



Comments (0)

Publicar un comentario