Ricardo Marcenaro bitácora - Ojo - nos vigilan

Posted by Ricardo Marcenaro | Posted in | Posted on 22:06





Ojo, estoy aquí,
Azul lleno, ojo,
Libre ojo azul para mirarte,
Sí, te veo,
En este mismo momento que me estás leyendo yo lo hago contigo,
Siento tu piel estremecerse y tus ganas de mirara al costado,
Escucha entre las fisuras del silencio, escucha lo que yo escucho como escucho tú palpitar y tú jadeo.

Tú quieres sentirte seguro, te sigo,
Estoy en todos lados,
Tu ojo azul se va de paseo cuando crees huir,
Dentro de tú teléfono estoy,
En los semáforos por redes te sigo y te veo,
En las puertas automáticas de los subterraneos,
Desde los televisores de los escaparates, desde cada pantalla que exista donde sea,
En los bancos, las farmacias, las estaciones de servicio, las de tren y ómnibus, en baños públicos y privados, en bares, restoranes, playas, piletas y cementerios,
En los ojos que custodian las calles y los edificios, en los ojos que le ordenan al mercurio encenderse cuando la oscuridad besa sus párpados sensibles,
Y así y aún se corte la luz, con mis baterías te estaré viendo, sintiendo, tomándote la temperatura, precisando aún más gustos, viendo a qué mercados concurres, qué compras y por lo que compras quién eres, quién ocultas que eres, los lugares donde te escondes como ratón de sociedad de consumo, adiestrado, vigilado, controlado.
El ojo azul es libre, mírate tú, mira lo que hice de ti.




Bien visto, no es ninguna ficción, nosotros no controlamos los medios electrónicos, ellos a nosotros con la inmensa captación de informaciones que de nosotros reciben y almacenan.
Cambia la noción de vida privada lentamente hacia áreas que parecen entrañar el peligro de la violación de la privacidad, concepto que no casualmente busca modelarse para mejor acomodo de las nuevas costumbres.
Un ejercito de exhibicionistas avanza a paso raudo por las televisoras, radios, computadores y herramientas derivadas, ellos dan de sí lo que nadie les pide o le requiere el morbo de sociedades cada vez más aburridas, carentes del sentido de la aventura, la que comprarán en un Tour, en el mejor de los casos.
Un inmenso ejército de ojos electrónicos se despliega por todos los centros urbanos y no urbanos del mundo, ojos, orejas, sensores de diverso tipo que van traduciendo estadísticamente la data que reciben.
Estamos inundados de ellos, los deseamos, los compramos y los reemplazamos por mejores modelos con una voracidad inaudita, hemos caído en una hipnosis, en la perfecta abstracción, en la ecuación que cierra las ganancias, en un éxtasis de posesión y triunfo, como ratones condicionados en un laberinto, sabemos por donde salir para recibir el premio.
Todo se vuelve abstracto, paz, guerra, sangre, matanza, accidente, sonrisa, sexo, seducción… una red de cables y emisiones de onda nos separan:
Cada uno en su establo.
Esa sociedad estamos viviendo.
 



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