Pensamiento: Umberto Eco - Apostillas a El nombre de la rosa - Parte 2 - Contar el Proceso
Posted by Ricardo Marcenaro | Posted in Pensamiento: Umberto Eco - Apostillas a El nombre de la rosa - Parte 2 - Contar el Proceso | Posted on 15:26
CONTAR
EL PROCESO
El autor
no debe interpretar. Pero puede contar por qué y cómo ha escrito. Los llamados
escritos de poética no siempre sirven para entender la obra que los ha inspirado,
pero permiten entender cómo se resuelve el problema técnico de la producción de
una obra.
En La filosofía
de la composición, Poe cuenta cómo escribió El cuervo. No nos dice cómo debemos
leerlo, sino qué problemas tuvo que resolver para producir un efecto poético.
Por mi parte, llamaría efecto poético a la capacidad que tiene el texto de
generar lecturas siempre distintas, sin agotarse jamás del todo.
El que
escribe (el que pinta, el que esculpe, el que compone música) siempre sabe lo
que hace y cuánto le cuesta. Sabe que debe resolver un problema. Los datos iniciales
pueden ser oscuros, instintivos, obsesivos, mero deseo o recuerdo. Pero después
el problema se resuelve escribiendo, interrogando la materia con que se trabaja,
una materia que tiene sus propias leyes y que al mismo tiempo lleva implícito
el recuerdo de la cultura que la impregna (el eco de la intertextualidad).
Miente el
autor cuando dice que ha trabajado llevado por el rapto de la inspiración.
Genius is twenty per cent inspiration and eighty per cent
perspiration.
No
recuerdo de qué famosa poesía suya Lamartine escribió que le había salido de una
tirada, en una noche de tormenta, en medio de un bosque. Cuando murió, se encontraron
los manuscritos con las correcciones y las variantes, y se descubrió que
aquella poesía era quizá la más «trabajada» de toda la literatura francesa.
Cuando el
escritor (o el artista en general) dice que ha trabajado sin pensar en las reglas
del proceso, sólo quiere decir que al trabajar no era consciente de su conocimiento
de dichas reglas. Aunque sería incapaz de escribir la gramática de su lengua
materna, el niño la habla a la perfección. Pero el conocimiento de las reglas no
es privativo del gramático: el niño las conoce muy bien, aunque no sepa que las
conoce. El gramático sólo es aquel que sabe por qué y cómo el niño conoce la lengua.
Una cosa
es contar cómo se ha escrito, y otra probar que se ha escrito «bien». Poe decía
que «una cosa es el efecto de la obra, y otra el conocimiento del proceso».
Cuando
Kandinsky o Klee nos cuentan cómo pintan, no nos dicen si uno de ellos es mejor
que el otro. Cuando Miguel Ángel nos dice que esculpir significa eliminar lo
superfluo, liberar la figura que ya está inscrita en la piedra, no nos dice si
la
Piedad del
Vaticano es mejor que la Piedad Rondanini. A veces las páginas más esclarecedoras
sobre los procesos artísticos fueron obra de artistas menores, que no sabían
producir grandes efectos, pero sí reflexionar muy bien sobre sus propios procesos:
Vasari, Horatio Greenough, Aaron Copland...
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